FRANCISCO PINZÓN HERRERA  

En la foto con mi padre y mi esposa, dos personas que 

siempre han estado con migo, en las buenas y las malas 

 

 

Nací en el año de 1965, en el seno de una familia humilde, pero honesta y de buenas costumbres, conformada por once hermanos, mi madre y mi padre. En el núcleo familiar inicié mi proceso de aprendizaje, principalmente en valores como el respeto, la honestidad y la responsabilidad.

Siempre hemos  vivido en el municipio de Chía Cundinamarca; este es uno de los pueblos que para aquella época, conserva la tradición de los tejidos, el bordado, la modistería y las labores del campo.

Grupos de familias campesinas, entre ellas la mía, se asentaron en este territorio, estableciendo allí sus viviendas y actividades de tipo agrícola y ganadero, que con el transcurso del tiempo dieron paso a otra actividad como fue la floricultura que hoy forma parte importante en la economía del sector. Ello condujo además a la inmigración de grupos sociales de estrato alto que se sintieron atraídos por la posición geográfica y belleza del terreno propicio para la construcción de grandes quintas y conjuntos residenciales que llevaron en cierta forma a la pérdida de elementos autóctonos de de la región, convirtiendo al municipio prácticamente en un barrio de Bogotá. 

De mi familia, el contexto en el cual crecí y los colegios en los que estudié,  quedó en mí una personalidad bien estructurada, el deseo de superación, el rigor de la disciplina y unos valores bien fundamentados, con lo cual, he logrado un alto grado de superación y formación integral.

Constantemente he recibido apoyo de mi padre, mi madre,   mis hermanos, mis hijos y mi esposa  en lo que respecta a la familia. A ellos los quiero con el alma y los llevaré constantemente en el corazón.  

En lo referente al ambiente educativo, para mi han sido muy importantes profesores de primaria como Germán Rey, Cristina Nieto y Alfonso González;  de secundaria y media Jairo López, Anita Cárdenas y Vicente Hernández y en la formación profesional docentes como Hernán Fonseca, Patricia Orbegoso, Adriana Ruiz, Beatriz Serna y Enrique Borrero; a todos ellos los recuerdo con gran cariño y admiración porque considero que aportaron mucho a mi formación como docente, creo que han sido mi fuente de inspiración para seguir por la senda de la docencia con alto grado de vocación.          

Realicé estudios de básica primaria en el colegio General Santander y básica secundaria y media en el colegio Nacional Diversificado, ambos colegios de prevalencia de las viejas estructuras de la Escuela Tradicional, donde el alumno es un simple receptor pasivo de aquello que su maestro le transmite proveniente desde el exterior, donde prima el respeto por las normas, las leyes, la autoridad; donde el maestro es el portador de la verdad, del conocimiento y el estudiante es un ser ignorante, pasivo, sumiso que se va llenando de datos, fechas, anécdotas, historias, que la escuela le transmite,  unos estudiantes que son básicamente receptores. Después de muchos esfuerzos principalmente económicos, en el año de 1985 recibí el título de bachiller técnico, había logrado graduarme cumpliendo todos los requisitos académicos con un énfasis en mecánica automotriz en el colegio Nacional Diversificado.

De estos colegios quedó en mi un gran aporte cognitivo, comunicativo, ético y estético principalmente.

Inicié estudios de educación superior en diferentes ocasiones, pero al poco tiempo mis intenciones declinaban. Es así que inicié estudios en administración de empresas, electrónica y dibujo arquitectónico; todos fueron intentos fallidos.

En el año de 1992 inicié estudios en inglés en el Centro Colombo Andino aprovechando de la mejor manera una beca otorgada por esta institución, en esta oportunidad si culminé estudios y me gradué satisfactoriamente.

En el año de 1996 inicié estudios en ingeniería de sistemas, obtuve el título de ingeniero de sistemas a mediados del año 2001.

Instituciones educativas como la Universidad de la Sabana, la Fundación Universitaria del Área Andina, la Fundación Universitaria Monserrate, La Universidad de Cundinamarca, el SENA, en las que llevé  a cabo procesos de formación profesional, me permitieron conocer a muchos docentes, todos ellos con diferentes metodologías y estrategias de enseñanza, de ellos aprendí que la mejor estrategia pedagógica será aquella que tenga en cuenta a los estudiantes, atendiendo a sus características particulares, familiares y  socioculturales, sin olvidar que cada ser humano, cada estudiante, es un mundo de ilusiones, sueños, imaginación, fantasía y necesidades, no son meros receptores de lo que el maestro quiera transmitirle sin una comprensión clara de cada uno de ellos, no son robots, no son sujetos pasivos, tabulas rasas a los cuales se debe llenar de todo tipos de contenidos, sin ninguna conexión con sus realidades familiares, sociales, sin ninguna relación con su cotidianidad. Todas ayudaron a estructurar mi personalidad y a partir de ello pude definir claramente que  la profesión docente era lo que quería seguir.

A partir del año 2001 inicié estudios de posgrado en pedagogía y docencia, y participé en diferentes diplomados en pedagogía y en gerencia de pequeñas y medianas empresas. En el año 2011 recibí el título de especialista en pedagogía grupal.

Actualmente desarrollo  estudios  de maestría en educación en la Universidad Cooperativa de Colombia y he iniciado un proceso de investigación sobre el bajo rendimiento académico, el desinterés y la mortalidad académica en el área de matemáticas por parte de estudiantes del grado noveno del colegio San José María Escrivá de Balaguer del municipio de Chía Cundinamarca.   

Durante el desarrollo de la especialización en pedagogía grupal llevé a cabo un proceso de investigación referente a las mediaciones pedagógicas y su influencia en la actitud del estudiante en el aula, así mismo, he realizado escritos sobre la importancia de la investigación en la educación, planes de emergencia y prevención de desastres en instituciones educativas.